La Audiencia de Girona ha condenado este mes de Julio 2021, a un matrimonio que exageró las secuelas de un accidente laboral para obtener la incapacidad e intentar cobrar más de indemnización. El hombre, que trabajaba como albañil, sufrió una caída mientras trabajaba en una obra de Sils (Selva) hace 16 años. Le quedaron secuelas físicas y se le concedió la incapacidad, pero de acuerdo con su mujer, simuló que también había sufrido secuelas mentales, pero no era cierto. Su objetivo, recoge la sentencia, era poder cobrar más de 500.000 euros. El tribunal sostiene que durante todo este tiempo el acusado fue simuló las secuelas mentales y condena al matrimonio por tentativa de estafa agravada.
La Audiencia subraya que, precisamente, unos vídeos grabados por detectives privados fueron clave para «descubrir el engaño».
El caso se remonta a principios de mayo de 2005. Entonces, el acusado trabajaba de albañil. Según recoge la sentencia, mientras construía una casa en Sils, se precipitó al vacío desde una altura de unos 6 metros. El hombre sufrió un traumatismo craneoencefálico, se fracturó el peroné, tenía lesiones en el abdomen y tuvo que ser intervenido de urgencia en el Trueta.
A partir de este suceso, comenzó un periplo administrativo y judicial. El hombre pidió la incapacidad permanente, pero de entrada, la Seguridad Social le denegó lo que pedía. Incluso un juzgado llegó a definirlo como un «gran simulador». Pero el acusado volvió a reclamarla y se le acabó concediendo el año 2011.
En paralelo, el procesado interpuso una demanda por daños y perjuicios. Inicialmente, en 2006, reclamaba 62.000 euros por las lesiones del accidente laboral. Pero él mismo frenó esta demanda, no la reactivó hasta seis años más tarde, y cuando lo hizo, pidió que se le indemnizara con más de 525.000 euros -porque sostenía que, además de secuelas físicas, también sufría secuelas mentales y no podía valerse por sí mismo-.
Para sustentar la demanda, entre otros, el matrimonio aportó el informe de un neurólogo, pero el juzgado social no lo validó porque unos vídeos grabados por detectives privados demostraron que el hombre fingía, ya que se le veía comprando en un supermercado e, incluso, conduciendo un coche. Por ello, el juzgado estimó parcialmente la demanda y fijó una indemnización de 95.800 euros sólo por las secuelas físicas.
Todo esto terminó derivando en otro procedimiento. Esta vez, penal. La fiscalía sostenía que el acusado, de acuerdo con su mujer, se habían compaginado para simular que el accidente le había dejado secuelas mentales. Y de este modo, estafar a la Seguridad Social con la invalidez y también conseguir más indemnización.
Durante el juicio, según recoge la sentencia, el acusado se mostró «totalmente ausente, incapaz de entender las preguntas y desconectado de la realidad». Y su mujer, también procesada, reiteró que no podía valerse por sí mismo y que necesitaba ayuda permanente.
El tribunal, sin embargo, enmarca este comportamiento dentro de «una actitud de simulación obstinada» porque en ningún caso le habían quedado lesiones neuronales.
La Audiencia ha condenado al matrimonio a 9 meses de prisión por una tentativa de estafa agravada, además de pagar una multa de 1.350 euros y de 910.