Detectives privados y divorcios. Los juzgados de familia de Vigo celebran más de una veintena de juicios de divorcio al año en los que un cónyuge presenta por sorpresa el informe de un detective privado que ha vigilado al otro. El seguimiento es la baza secreta que usa uno de los divorciados para probar que el otro es un padre descuidado o miente sobre sus ingresos reales. La novedad legislativa que amplía la custodia compartida ha disparado la demanda de detectives para vigilar si el padre atiende bien a su hijo o si lo coloca siempre con los abuelos paternos, si le pone el cinturón de la sillita infantil de camino al colegio o si permite que el menor se ensucie la ropa en el parque.
El caso típico es el de un divorciado que escatima la pensión de alimentos a su exesposa e hijos con la excusa de que él está en el paro. La mujer sospecha que su exmarido la engaña y que ha montado su propio taller sin darse de alta en el régimen de autónomos, por lo que envía un detective. Este simula ser un cliente, pide una reparación y paga. El recibo y las fotos serán pruebas de ingresos no declarados que un juez podría admitir en un juicio para modificar la cuantía de la pensión compensatoria.
Detectives privados y divorcios.
Otro ejemplo típico también afecta a los pleitos por diferencias sobre la compensatoria. En este caso, el exmarido sospecha que la divorciada percibe ingresos, ya sea porque ha encontrado un buen trabajo o porque convive en pareja en su domicilio con otra persona. Hay casos reales como el de un exmarido confiado que, por residir en el extranjero, pagó religiosamente la pensión más de 20 años hasta que el detective acreditó que su exmujer e hijos eran independientes y cobraban altos salarios.
«El detective es una baza secreta del juicio, siempre se guarda para el final, se presenta cuando se está en la sala para coger por sorpresa al excónyuge en el juicio», dicen fuentes judiciales.
Otro letrado, Darío Costas, admite que alguna vez sus contrincantes han usado el informe de un detective en su contra en un juicio de divorcio. En ese caso, la madre acusaba a su exmarido de no atender adecuadamente al hijo y vestirlo mal. Una prueba que trajo el vigilante privado era que el niño volvía con la ropa manchada del parque pero el tribunal no vio nada raro en que el pequeño jugase y que el padre le organizase actividades de ocio. Detectives privados y divorcios.
Las vigilancias a los padres no dejan al azar ningún detalle que acredite que el padre no es apto para la custodia del menor. El excónyuge quiere saber sus idas y venidas al colegio, si viste con ropa adecuada al pequeño, si tiene disponibilidad para pasar tiempo con el hijo o si lo deja con familiares, si llega tarde a casa o si incumple la ley de seguridad infantil a bordo del coche. «No es lo mismo que el progenitor disfrute un fin de semana con el niño cada quince días que pase a tener la custodia compartida», explica un profesional del despacho Investigación y Zentral.
En el despacho Investigación y Zentral señalan que, dentro del sector, los seguimientos por divorcios suponen la gran parte de las pesquisas para clientes privados. Un profesional de esta oficina aclara que las infidelidades dejaron de investigarse porque, tras la ley de divorcio, el demandante no está obligado a demostrar que la otra parte la engaña con otra persona.
Sin embargo, reciben encargos por motivos económicos. «Básicamente, en este sector nos piden localizar el dinero no declarado», dicen las mismas fuentes. El perfil del excónyuge investigado responde al de un autónomo que tiene más fácil esconder sus ingresos para pagar menos pensión a la exmujer. «Si tiene nómina fija no hay mucho que investigar pero un profesional liberal, un autónomo o un empresario sí pueden tener dinero oculto», dicen fuentes de Investigación y Zentral.