«Detrás del crimen: veinticinco historias inquietantes de true crime» es un trabajo colectivo de veinte escritores que pertenecen o han pertenecido a las diferentes policías, la guardia civil, las fuerzas armadas, la comunidad de inteligencia, la judicatura, la dirección de centros penitenciarios y las agencias de detectives privados, o que han sido criminalistas. Los veinte corresponden a nuestra tradición de la espada y la pluma, así bautizada por Garcilaso de la Vega, quien trajo el Renacimiento Italiano a la poesía patria e inmortalizó el «tomando ora la espada, ora la pluma». O a nuestro gigante Miguel de Cervantes, que cabalgó a lomos de Rocinante como soldado de los Tercios Viejos de Sicilia. Es una tradición compartida por otros países: Yasmina Khadra, excomandante del ejército argelino, es el escritor en lengua francesa más leído en el mundo; en el Reino Unido, George Orwell fue policía imperial con destino en Birmania; en la Unión Soviética, el capitán del Ejército Rojo Aleksandr Solzhenitsyn consiguió el Premio Nobel. Los Estados Unidos no se quedaron atrás: Joseph Wambaugh, sargento detective del LAPD, ha sido uno de los escritores más prestigiosos de novela negra y sus obras se han trasladado a la gran pantalla; Dashiell Hammett, padre biológico de la actual novela negra, fue detective de la Pinkerton y sargento de marines.
El libro ha sido coordinado por el expolicía y profesor universitario de Fenomenología Criminal Ricardo Magaz (La Cepeda, León, 1957) y cuenta con el aval de la Sociedad Científica Española de Criminología. Magaz, además de coordinar la obra, interviene con un interesante estudio sobre la vida y muerte de Romasanta, el asesino en serie español del siglo XIX. La comandante de la guardia civil y psicóloga María José Garrido y las oficiales de policía Noelia Colmenarejo y Yolanda Trancho nos recuerdan los horrores de la violencia de género y el camino largo y arduo de la justicia. Los inspectores jefes Juan Enrique Soto, Serafín Giraldo y Martín Turrado nos hablan sobre los suicidios con apariencia de homicidios, los casos en sus primeros destinos y la influencia de los medios en los veredictos judiciales. Manuel Avilés, director de prisiones y jurista, nos ilustra sobre las vivencias de los pieds noirs en Alicante. El juez José M. Estébanez nos instruye sobre los agentes encubiertos y la importancia de seguir la pista del dinero en las pesquisas. Los policías José Romero Romel y Ernesto Pérez Vera nos llevan desde el terror de los atentados terroristas a los dilemas de la supervivencia. El comandante José Ramón del Álamo, experto en inteligencia, nos interna en el caso Susurluk, una conexión entre crimen, política y seguridad. Los comisarios José Manuel Caamaño y Antonio J. Gómez Montejano nos muestran la omertá, los ajustes de cuentas y los asesinatos camuflados como accidentes de tráfico. Eduardo Casas nos habla de la colaboración entre la policía española y la australiana en un caso de explotación de menores. Eduardo Bastos detalla los asaltos a ancianos para robarles. Rafael Guerrero relata cómo la intervención de un detective evitó un homicidio. El suicidio como elemento de la seguridad ciudadana es el tema del intendente jefe Martín Muñoz. Los asaltos a viviendas son analizados por Josema Vallejo. Y después Carlos Fernández, sargento primero de la Guardia Civil y criminólogo, da cuenta de homicidios ocurridos en las zonas rurales de León.