La tecnología ha avanzado mucho en los últimos años y ha abierto puertas en todos los ámbitos, en ocasiones ha permitido hacer cosas que se podían considerar imposibles por gran parte de la población. Pero como todo, no siempre las herramientas son utilizadas para conseguir buenos propósitos, hay quienes buscan obtener un beneficio con ellas perjudicando a los demás. El fraude también ha visto como sus técnicas han mejorado con los adelantos tecnológicos. Así, los ciberdelincuentes son cada vez más ingeniosos, elaboran imitaciones más convincentes, tanto que es difícil darse cuenta de si estamos ante un mensaje de un organismo oficial o alguien lo está suplantando.
El phishing es una técnica de engaño que consiste en el envío de un correo electrónico por parte de los ciberdelincuentes a un particular y lo hacen suplantando la identidad de una entidad, ya sea un banco, una red social, una empresa reconocida e incluso un organismo público. Mediante el mismo se pretende obtener todo tipo de información personal y bancaria de la persona (usuarios, contraseñas, direcciones, datos de la tarjeta de crédito…) para realizar un cargo económico o infectar un dispositivo, como puede ser el móvil.
Una de las tácticas más comunes del phishing es la que consiste en reproducir el estilo habitual de las notificaciones enviadas por una entidad bancaria. Los delincuentes mandan una supuesta notificación mediante un mensaje de texto, en el que aparece un enlace. En el texto se lee un mensaje de alerta además del vínculo, que redirige a un sitio web con una apariencia prácticamente igual a la del sitio oficial real.
Lo básico para no caer en este u otro tipo de engaños es muy fácil. Hay que ser conscientes de que las entidades bancarias nunca incluyen enlaces en sus mensajes de texto. Por tanto, ante cualquier aviso que contenga uno, hay que desconfiar y no pincharlo. Lo que se recomienda es acceder a las notificaciones exclusivamente mediante la aplicación oficial de la entidad bancaria.
Hay que ir con cuidado con este tipo de mensajes y prestar atención a todos los detalles, por insignificantes que parezcan. Si se nota diferencias en el formato o presencia de elementos atípicos, lo más prudente es intentar confirmar la autenticidad por otros medios oficiales. Es un consejo básico, pero eficaz para marcar la diferencia entre mantener nuestros datos protegidos o que caiga en manos de estafadores.
No sólo está la presencia de vínculos en mensajes de texto, también hay otras estrategia que nos pueden ayudar a blindar nuestra seguridad ante los delincuentes que están en la red:
Como conclusión, lo que hay que hacer es combinar precaución y conocimiento sobre los protocolos de las entidades bancarias y organismos públicos, entre otros, para no caer en este tipo e engaños. Hay que ir siempre por los canales oficiales.